Ecuador
es un país dependiente, pluricultural, multiétnico, plurinacional, plurilingüe y
plurimusical. Ahora se habla de las “músicas
ecuatorianas”. Ecuador tiene una población heterogénea, una sociedad muy
estratificada, con un arraigado regionalismo y poca cohesión nacional, hay
problemas estructurales. Necesitamos grandes objetivos nacionales y no un
proyecto “monoétnico” e irreal, alejado de la historia, de los pueblos, de las
culturas vivas. Pese a los “préstamos
culturales”, “imitaciones”, aportes mutuos, usufructo e interrelaciones, la música dominante,
de la élite, de la burguesía, la música y músicos académicos o cultos, con arrogancia y miopía,
históricamente han tratado de opacar u omitir a las otras músicas y músicos,
muy pocos son los músicos que reconocen y son orgullosos de nuestra
plurimusicalidad. Generalmente hay una imagen peyorativa del indígena, negro,
cholo, mestizo. En un país marcado por profundas diferencias culturales
y sociales, para reconstruir los niveles de armonía y socialización, es
imprescindible que exista tolerancia, respeto, y el reconocimiento del otro.